Todos los que conocemos a Cristo, seguro que él nos cambió
la vida, mostrándonos su amor, ese amor que sana, liberta, y que fue capaz perdonar
nuestros pecados
Él no tiene un amor limitado, su amor es, fue y será por la
eternidad.
Para empezar tenemos que preguntarnos: ¿ A que nos referimos con fruto?
Frutos son todas esas cosas que demuestran que somos verdaderos cristianos, esto es porque una persona se asemeja a un árbol, cuando este tiene sus raíces fuerte, se hace frondoso lleno de frutos pero si no, es un árbol con pocas hojas, que no da frutos y quebradizo. El hombre si crece con la palabra de Dios sus raíces se hacen fuertes y da frutos del espíritu que se hacen visible. hay diferentes frutos del espíritu entre ello y el mas importante es el fruto del amor.
Para empezar tenemos que preguntarnos: ¿ A que nos referimos con fruto?
Frutos son todas esas cosas que demuestran que somos verdaderos cristianos, esto es porque una persona se asemeja a un árbol, cuando este tiene sus raíces fuerte, se hace frondoso lleno de frutos pero si no, es un árbol con pocas hojas, que no da frutos y quebradizo. El hombre si crece con la palabra de Dios sus raíces se hacen fuertes y da frutos del espíritu que se hacen visible. hay diferentes frutos del espíritu entre ello y el mas importante es el fruto del amor.
¿Que es lo que hizo por amor nuestro señor Jesucristo?
Derramo su sangren en la cruz del calvario para lavarnos de
todo pecado y para darnos salvación.
Él nos busca con lazos de amor, nunca nos deja solo; desde
el momento en que lo aceptamos: porque aunque resucito y subió al cielo nos dejó
su Espíritu Santo en nuestros corazones para guiarnos.
Èl responde siempre que lo busquemos con amor creyendo, con clamo, con ruego siempre tiene su oído al
hombre humillado.
Todo esto lo logro por su paga de pecado en sacrificio en la
cruz .
Si Él entrego su vida en justicia. en amor y santidad sin
pecar para que seamos libres, Por todo eso tenemos que ser como Él, también
tenemos que morir, matar la carne por nuestros hermanos.
Matar la carne es dejar todo lo que no me deja amar
sinceramente a mi hermano como Cristo me ama a mí, aunque sea difícil matarla
hay que hacerlo.
¿Como hacemos para amar a los demás?
Tenemos que matar nuestra propia humanidad que no nos deja compartir los bienes que tenemos, esos bienes no son solamente económicos, sino también un bien es la felicidad, por ejemplo; cuando ves a un hermano triste hay que ayudarlo, dándole una palabra de aliento compartiendo mi alegría, o la salud por ejemplo; compartimos la salud cuando necesita alguien sanidad hablarle de cristo y orarle y sanarlo a través del nombre de Jesús, o la libertad de algún vicio, que solo cristo puede libertar, por ejemplo; para ayudarlo a que tenga libertad contando nuestro testimonio en Cristo y orarle para liberarlo en el nombre de Jesús.
Tenemos que matar nuestra propia humanidad que no nos deja compartir los bienes que tenemos, esos bienes no son solamente económicos, sino también un bien es la felicidad, por ejemplo; cuando ves a un hermano triste hay que ayudarlo, dándole una palabra de aliento compartiendo mi alegría, o la salud por ejemplo; compartimos la salud cuando necesita alguien sanidad hablarle de cristo y orarle y sanarlo a través del nombre de Jesús, o la libertad de algún vicio, que solo cristo puede libertar, por ejemplo; para ayudarlo a que tenga libertad contando nuestro testimonio en Cristo y orarle para liberarlo en el nombre de Jesús.
¿Pero que son esas cosas que hay que matar de nuestra propia humanidad?
Algunos ejemplos son el orgullo, la envidia, el egoísmo: es necesario matarla porque a Dios nos manda a hablarles a todos de su amor si somos guiado por nuestra carne va a ver personas que por nuestra culpa se va a perder del amor a cristo, aparte no vamos poder conocer verdaderamente el amor de Cristo.
Si tuvimos la oportunidad de escuchar el amor del Señor,
también otros tienen que tener la oportunidad de escucharlos, porque todos
somos merecedores de su amor de su perdón y Espíritu Santo. Entonces tenemos
que orar y leer su palabra para que el señor a través de su Espíritu Santo nos
enseñe que tenemos que matar de nuestra carne.
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